Usted está aquí. Una historia del universo by Christopher Potter

Usted está aquí. Una historia del universo by Christopher Potter

autor:Christopher Potter [Potter, Christopher]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Crítica
publicado: 2018-09-03T22:00:00+00:00


8

Algo y nada

En las arenas de Margate no puedo relacionar nada con nada.

T. S. ELIOT,

«La tierra baldía»

La ecuación más famosa de la ciencia es E = mc2, que describe la equivalencia entre energía y masa como predice la teoría de la relatividad especial de Einstein. Energía (E) y masa (m) son lo mismo, nos dice la ecuación. Y todavía más, hay un número invariable encontrado en la naturaleza que nos muestra precisamente cuánta energía existe en una cantidad determinada de materia. Ese número invariable, c, es la velocidad de la luz, el número de metros que recorre la luz en un segundo (en el vacío), que es aproximadamente 299.792.459. En la ecuación de Einstein vemos que el gran valor de la velocidad de la luz se eleva al cuadrado, lo que lo convierte en grandísimo: aproximadamente 8,99 × 1016. Luego ahí tenemos una pista de por qué incluso una pequeña cantidad de masa es equivalente a mucha energía: el secreto de la bomba atómica. Einstein escribió originalmente la ecuación como m = E/c2, como si la masa fuera el principio más profundo. E = mc2 es la misma ecuación, pero escribirla de esta forma es una opción estética, que pone de manifiesto que es la energía la que precisa una explicación más a fondo. Sabemos que la masa es el material que distorsiona el espacio-tiempo y acaso también sea lo que el campo de Higgs confiere a la energía. Tenemos menos claro qué es la energía. Sabemos que se presenta en muchas formas y sabemos cómo dichas formas cambian unas en otras, pero no sabemos en definitiva qué es la energía. La luz solar, por ejemplo, se convierte mediante el proceso de fotosíntesis en materia vegetal, parte de la cual, transcurridos ingentes lapsos de tiempo, se ha convertido en carbón. Cuando quemamos carbón, la energía química de los enlaces entre las moléculas que lo constituyen se convierte una vez más en luz y calor. En sus viajes, Gulliver se encuentra con científicos que pretendían recuperar la luz solar de los pepinos. No estaban tan locos, siempre que hubieran tenido tiempo suficiente y un gran número de pepinos.

Un día de la década de 1940, mientras Einstein paseaba por Princeton conversando con el físico teórico y cosmólogo de origen ruso George Gamow (1904-1968), a este se le ocurrió mencionar que al reflexionar sobre el descubrimiento de Einstein de que la energía y la materia son equivalentes, se había dado cuenta de que podía crearse una estrella de la nada, puesto que la energía de su masa queda equilibrada exactamente por la energía de su campo gravitatorio. A Einstein le desconcertó tanto esta percepción que, según informó Gamow, «como estábamos cruzando una calle, varios coches tuvieron que detenerse para evitar atropellarnos». Si el universo, con lo grande que es, no es más que una jerarquía de estrellas, también podría haber surgido de la nada. Su energía global es cero. Parménides y el rey Lear estaban equivocados: el universo es algo que proviene de la nada.



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